martes, 17 de mayo de 2011

CERVANTES Y EL FALSO QUIJOTE

  Ubaldo Rosario Taveras

   Nos enseñaron que Don Quijote de la Mancha, fue escrito por Miguel de Cervantes Saavedra, no hay dudas. La primera edición  se publicó en el 1605. Después hubo seis ediciones, sin la autorización de Cervantes, quien no vio un centavo de esas publicaciones piratas. 
 Nos enseñaron que Don Quijote de la Mancha es una novela que satiriza los libros de caballerías, si así es, estamos sometidos a un encantamiento de los malos críticos y aún más, Cervantes se ha burlado de nosotros.   

     En el siglo XVI y XVII, épocas en que fueron coetáneos de Cervantes personajes de la vida literaria como: Quevedo, Lope de Vega, Ruiz de Alarcon, entre otros. ¿Estaban en apogeos los libros de caballerías? No estaban en apogeos, a excepción, de los libros o novelas picarescas y las pastoriles. En unos siglos atrás, es decir, XIII, XIV y XV, se escribieron libros de caballerías. Entre las mejores: El Amadis de Gaula, Orlando el furioso, El cid campeador entre otras. Podemos decir que no se merecían tantas importancias, ni el esfuerzo hecho por Cervantes para ridiculizarla. De todo modo la literatura caballeresca hubiera desaparecido. Los escritores contemporáneos ya no  la escribían.

 
   Cervantes nos engañó, menos a Daniel Defoe que en el año 1692, afirmó en el prefacio de Robison Crusoe que el Quijote era una sátira contra la nobleza española. No fue el único  con tal acierto. En el 1614 Alonso Fernández de Avellaneda sin rodeo acusó al ilustre escritor de calumnioso y que su objetivo no era destruir los libros de caballerías, sino una crítica a las llagas que corrompían el cuerpo social e indicaba desde entonces la ruina del Reyno Español.

    No se equivocan los profesores al enseñarnos  que el autor de Don Quijote de la Mancha es Cervantes. Muchos de ellos olvidan decir que hubo otro escritor de la segunda parte de Don Quijote de la Mancha. Había dos Quijotes o dos libros del Quijote con dos autores diferentes.

   En el 1614, Alonso Fernández de Avellaneda publicó la Segunda  Parte. No culpo al que ignore este dato porque cuando Cervantes publicó en el 1615 su segunda parte de la obra que lo inmortalizaría, Avellaneda quedó olvidado y desde 1615 a la actualidad la obra del aragonés ha quedado en el anonimato y la han sub-titulado, “El falso Quijote de Avellaneda.” O “El Quijote apócrifo de Avellaneda”

    

   
     Nos surge la inquietud, ¿qué hizo o qué pensó Cervantes al leer el Quijote apócrifo? En el momento que Miguel de Cervantes se enteró tenía 59 capítulos redactados de la segunda parte, aunque era una ofensa para él, este acontecimiento hizo que acelerara y terminara en octubre del año 1615.
   
      El manco del Lepanto como le llamaban, murió cinco meses después, el 23 de abril del 1616, ese mismo día y año fallecía en Inglaterra el dramaturgo William Shakepeare. Sino aparece el Quijote de Avellaneda, es casi posible que la segunda parte de la obra de Cervantes hubiese quedado inconclusa.

    No se conocen las razones que llevó a éste autor a escribir al falso Quijote. Parece que éste era enemigo de Miguel de Cervantes, incluso pensó que Avellaneda era no más que un seudónimo de unos de sus adversarios. Entre los enemigos se encontraban: Fray Luis de Aliaga confesor de Felipe III (Rey de España), el doctor Blanco de Paz delator de los intentos de fuga cuando Cervantes estaba preso por los Moros, el poeta aragonés Bartolomé Leonardo, Lope de Vega, Giné de Pasamonte, Ruiz de Alarcon y Mateo Lujón de Sayavedra. Todos les servían al rey y se beneficiaban de la Corte.

Antes de su publicación Cervantes buscaba por Valladolid y por Madrid quien escribiera poesías en elogio de su libro para imprimirlas en sus primeras páginas". Ningún amigo o conocido se atrevió celebrar a la que sería la obra maestra de Cervantes. Lo que sucedía era que el 'Quijote' no era un libro de versos, ni un poema heroico, ni una novela pastoril ni picaresca, géneros entonces en boga, sino una especie de remedo burlesco de los libros de caballerías que tantos detestaban y que tenía como tema las locuras de un demente".

Lope de Vega  a un médico a través de una carta-fechada el 14 de junio de 1604-  (un año antes que saliera de la imprenta la novela sobre el famoso hidalgo) se refiere en estos términos: "'De poetas, no digo: buen siglo es éste. Muchos están en cierne para el año que viene, pero ninguno hay tan malo como Cervantes ni tan necio que alabe a don Quijote.'
    
Si el nombre de Avellenda es un seudónimo entonces ¿quién escribió la Tercera Salida de Don Quijote de la Mancha? Es difícil descubrir  el autor detrás de la personalidad de Avellaneda. Los críticos Cervantinos de ésta época y del siglo XX han planteado hipótesis que va desde el dominico Juan Blanco de la Paz nacido probablemente en 1538, hasta un jovencísimo indiano como Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza amigo de Mateo Alemán. Incluso se incluye hasta al mismísimo Inca Garcilaso de la Vega que por esas fechas vivía en Montilla. Se ha señalado a Gregorio González, cuya única obra suya conocida es El Guitón Honofre fechada en 1604.

Se sostiene que Liñán de Riaza dejó esbozado el Quijote apócrifo y quien lo terminó y llevó a la imprenta fue su amigo Lope de Vega.
Enrique Suárez Figaredo, crítico Cervantino, llega a la conclusión de que el autor que se esconde bajo el heterónimo Avellaneda es probablemente Cristóbal Suárez de Figueroa, autor a su vez, entre otras obras, de El pasajero (Madrid, 1617). Lo deduce después de realizar una exhaustiva comparación de la sintaxis y el vocabulario empleado en el Quijote apócrifo con la obra del resto de escritores del Siglo de Oro. Los cómputos hechos con medios informáticos descartan a los autores analizados (tales como Gerónimo (Gine) Pasamonte, Vicente Espinel o Tirso de Molina) y en cambio dieron numerosas concordancias sintácticas con El Pasajero de Suárez de Figueroa.

El reconocido cervantista Martín de Riquer opina  lo contrario, que el autor del Quijote apócrifo pudo ser un soldado compañero de Cervantes en las campañas de Italia llamado Gerónimo Pasamonte que había escrito su autobiografía anteriormente. Cervantes mencionó a este personaje cambiándole el nombre de pila y no dejándolo en buen lugar. Es el Ginés Pasamonte que el caballero de la Triste Figura libera de los grilletes en unión de otros presos que eran llevados a galeras. Pero a continuación de este episodio Pasamonte vuelve y le roba el burro a Sancho, quedando como un vil ladrón.

Por último tenemos la hipótesis de Javier Blasco que nos presenta al docto fray Baltasar Navarrete (1560-1640), autor de varios tratados de teología, como el posible redactor del Quijote apócrifo. Para apoyar su teoría se basa Blasco en el perfil académico de Navarrete que podría coincidir en algún caso con ciertos pasajes narrados por el supuesto Avellaneda a manera de firma encubierta.

Sin embargo, la lectura detallada del prólogo de la obra de Avellaneda nos permite deducir que de todas las teorías enunciadas la que más probabilidades tiene de ser cierta es la de Adolfo Bonilla y San Martín que identifica al Fénix de los Ingenios, Lope de Vega y Carpio, como el escritor que se oculta bajo el enigmático nombre de Alonso Fernández de Avellaneda.

   Recuerden la carta de Lope de Vega antes de la publicación del Quijote, el cual tiene el mismo tono de difamación que en el prologo. El Quijote apócrifo fue publicado en el 1614 con el título de Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quixote de la Mancha, que contiene su tercera salida y es la quinta parte de sus aventuras. “En el prólogo y en la obra hay frecuentes alusiones despectivas contra Cervantes. El Aragonés le llama viejo. Dice que es tan viejo como el castillo de San Servando, - para la época este castillo era considerado un lugar de corrupción y Avellaneda en su Quijote apócrifo le llama el castillo de San Cervantes -. Acuérdense, Cervantes estuvo preso por malversación de fondo, pero salió inocente.

  Prosigue el escritor Aragonés, “ ..a causa de los años todo le enfada, que está sin amigos, que como soldado tan viejo en años...tiene más lengua que manos, pero quejarse de mi trabajo por la ganancia que le quito en su segunda parte”

 Cervantes le contesta en su prólogo de la segunda parte de su Quijote: “Lo que  no he podido dejar de sentir es que me note de viejo y de manco, como si hubiera sido en mi mano haber detenido el tiempo, que no pasase por mi, o si mi manquedad hubiera nacido en alguna taberna, sino en las más ocasiones que vieron los siglos pasados, ( refiriéndose a la batalla del Lepanto ) ...y hase de advertir que ho se escribe con las canas, sino con el entendimiento, el cual suele mejorarse con los años.”

   “Todo doy a Don Quijote - le escribía en el prólogo de la segunda parte al Conde de Lemos - dilatado y finalmente, muerto y sepultado, porque ninguno se atreva a levantarle nuevos testimonios, pues bastan los pasados y basta que un hombre honrado haya dado noticia de estas discretas locuras.

     De esta forma le responde el autor de "Las novelas ejemplares" a las ofensas de un enemigo que él no conoce, pero más brillante es la manera que él le contesta en la segunda parte de la obra en  el capítulo setenta, cuando en una broma que la señorita Altisodora finge morir y luego resucita gracias a los amores de Sancho. Este y su amo maravillado preguntaron ¿qué había en el infierno? La dama dijo que no había entrado pero desde  la puerta observó unos diablos jugando pelotas con los libros.

 -  “ A uno de ellos, nuevo, flamante y bien encuadrado, le dieron un papirotazo, que le sacaron las tripas y le esparcieron las hojas. Dijo un diablo a otro, ‘ mirad qué libro es este.’ Y el diablo le respondió:’ Esta es la segunda parte de la historia de Don Quijote de la Mancha no compuesta por Cide Hamete, su primer autor, sino por un aragonés, que el dice ser natural de Tordesillas’ Quítamele de ahí – respondió el otro diablo – y metedle en los abismos del infierno, no lo vean más mis ojos,  ‘ tan malo es? respondió el otro. ‘ tan malo – replicó el primero – que si de propósito yo mismo me pusiera a hacerle peor no  aceptara.”
 La técnica más sencilla y brillante usada por Cervantes para atacar al Quijote apócrifo, es dándole vida en su obra a un personaje de la novela de Avellaneda llamado Alvaro Tarfe quien  de regreso a su aldea el verdadero Don Quijote se encuentra con este personaje y le pregunta por el otro Quijote y Sancho que él conoció. Responde, “...aquel Sancho que aunque tenía fama de gracioso, nunca le oyó decir gracia. La conversación continúa y luego que el caballero andante hablara contesta Alvaro Tarfe, “Causa admiración ver dos Don Quijote y dos Sancho a un mismo tiempo, tan conformes en los nombres como diferentes en las acciones.”

    Los dos Quijotes obedecen a la misma concepción general; ataque y parodia de un loco. Uno creado por las lecturas de los libros de caballerías y el otro del Romancero. Pero el personaje de Avellaneda parece simplemente un loco. En cambio Cervantes convierte a su loco en un símbolo con ideales y elevados propósitos, con un innegable valor y que busca hacer el bien sin desmayo, sin alterarse por fracasos y burlas, buscando disculpas para seguir su generoso caminar contra los prejuicios y la injusticia donde suponía hallarlo.

        En el verdadero Don Quijote, Cervantes utiliza a un personaje llamado Cide Hamete de Menengeli, es quien narra la historia o el escritor verdadero de dicha obra. Avellaneda imita el estilo y el narrador es Alisolan.

En las primeras páginas escribe Avelleneda en la tercera salida del caballero andante, que el Quijote es encadenado con el fin de curarlo y durante seis meses el hidalgo piensa que ha transcurrido setecientos años producto de un encantamiento y le ruega a su sobrina libros para leer. El cura llamado Pedro Pérez y Maese Nicolás, le entregan libros religiosos y evangelios, logrando que el caballero andante vuelva a su juicio normal, yendo a misa con su rosario. Luego la sobrina llamada Magdalena es atacada por una fiebre llamada efímera” a las veinticuatro horas muere.

Sin embargo Cervantes hace que le sonría la suerte a la sobrina, no muere, hereda todos los bienes y haciendas de su tío. Antonia Quijana para Cervantes y Magdalena para Avellaneda.

     La sobrina en el Quijote apócrifo es sustituida al morir por una vieja, buena cristiana y buena en los quehaceres de la casa. Aquí olvidó el autor aragonés o quizás lo hizo a propósito, que existía una ama -como dice Cervantes- que pasaba de lo cuarenta. Así en muchos detalles difieren las obras y el buen lector a vuelo de paloma se da cuenta que el Quijote apócrifo no es fiel a la primera parte. Esos detalles diferencian la obra, no solo en cuanto a los personajes y descripciones, sino también, en la buena prosa y en otros detalles.

    Martin Quijana (Don Quijote) para Avelleneda,  es descrito de cuarenta y cinco años y Cervantes lo había creado de cincuenta años y con el nombre de Alonso Quijana o Quexada. La esposa de Sancho es la llamada Mari- Gutierre cuando es Teresa Panza.  En el verdadero Don Quijote los refranes populares abundan. Los refranes en el Quijote  apócrifos no son tantos pero tampoco tienen gracias ni moralejas y algunos están en latín.

  En el Quijote del 1614, Sancho se torna indeseable, malcriado e insulta a Dulcinea.
-         Oh hi de puta.
-         Estábase en caballeriza la muy puerca.
-         ...la grandísima puta que la parió.

   Esas son las palabras obscenas y ofensivas que éste personaje utiliza contra otros. Sí Sancho es gracioso, imagínense lo ilustre que es Don Quijote. El también recibe la groserías de su escudero y decide olvidar a Dulcinea y buscar a otra dama, sólo porque Dulcinea le envió una carta la cual ella lo amenazaba con darles unos garrotazos con sus hermanos si continuaba llamándola reina o Dulcinea del Toboso. Así pierde el amor y llega al desencanto concibiéndola de cruel, inhumana, desagradecida, incrédula e ingrata. Se hace llamar el caballero desamorado.

  No sé porque este autor eligió esa forma para destruir a Dulcinea de la vida del caballero andante, si en la primera parte se comprende muy claro que Adolsa Lorenso (Dulcinea), es una labradora analfabeta. Así con otros ingenios elige Avellaneda otras razones para que su héroe regrese a las andanzas.
a)  Sancho invita al Quijote volverse Santos andantes para ganar el paraíso terrenal, luego le promete a su amo traerle un libro de caballería a escondida .b) El hidalgo quiere volver a las andanzas porque  que es un talento dado por Dios. c) Piensa, que el que tiene una vida ociosa no puede cumplir con la orden de la caballería y que por tal razón hay que darle un servicio a Dios. d) Saldrá a detener a los gigantes que agravian a los caballeros  y doncellas.

    Cervantes a través del Caballero de la triste figura ilusiona a Sancho con el tesoro de Portosís y con una ínsula para gobernarla, más el otro Sancho espera que el caballero desamorado -como lo bautizó Avellaneda- de tanto matar gigantes llegue hacer rey o emperador, para él ser papa o monarca de una iglesia. Hay algo muy notable en esta obra y es que sus personajes son desdichados y sus personalidades no se sienten. En la obra de Cervantes Saavedra, en el final del libro, sabemos que Don Quijote muere cuerdo. En la obra de Fernández de Avellaneda, éste después de ser encerrado en una casa de loco, regresa a las andanzas tomando como escudero a una mujer embarazada que se hace pasar por hombre, en el camino de las  aventuras a la mujer  le dan dolores de parto y da a luz y el caballero desamorado la socorre. Prosigue su marcha solo y se hace llamar el Caballero del Trabajo, quien muere de vejez es su caballo Rocinante, así deja Avellaneda en pie al hidalgo para que otro o él mismo escribir la siguiente salida.

    Observando las diferencias más esenciales y algunas coincidencias, expresemos. Primero: El Quijote de Cervantes tiene más de seiscientos personajes y el apócrifo tiene menos de sesenta. Segundo: La novela del escritor aragonés, es inferior a la de Miguel de Cervantes Saavedra, no por los pocos personajes que tiene, sino por muchas otras razones. Tercero: Aunque el falso Quijote es inferior, esta novela no deja de tener su valor literario, no por un valor histórico como muchas obras aún han podido sobrevivir al tiempo sino por su valor narrativo, artístico y filosófico. Cuarto: No podemos condenar a su autor por haber cometido un delito que no existe, pues ya sabemos que no es nuevo proseguir una historia diferente, tampoco se puede acusar de plagio. Quinto: Lo que hizo mal fue escoger un asunto de Cervantes e imitarlo sin éxito, en otra palabra no superar a su oponente, fue su equivocación y error más esencial que deja ver la inmensa distancia entre uno y otro. Si no lo hubiese imitado, el valor del Quijote apócrifo hubiese sido superior a la valoración que tienen los críticos en la actualidad. Ejemplo: Es el cuento y la novela. “El rico desesperado” y “ los dos felices amantes” que están incluida en la obra igual que “el curioso impertinente” en la novela de Cervantes. Las historias de Avellaneda tienen un rasgo muy interesante, especialmente su estilo, que es conciso y con una narrativa  de gran belleza.  Sexto: En realidad la obra tiene un gran valor a pesar de haber quedado sepultada bajo la sombra cervantina, y es que el Sancho de Avellaneda, si dejamos de pensar en Cervantes, aparece como un baturro comilón, bien caracterizado. Don Quijote es ahí un loco vulgar, antipático y terrible, y en  esto radica la capital inferioridad de la obra, pero cuando el hidalgo está cuerdo es un filisteo que va a rezar el rosario a la iglesia del pueblo.
 

Regresemos ahora aquel criterio de si la obra cervantina tiene como objetivo ridiculizar la literatura caballeresca. Es un pretexto y Daniel Defoe nos dio la premisa. ¿A qué y a quién satiriza Miguel de Cervantes?

     Sin dejar el autor del verdadero Don Quijote ser un buen católico, como buen español de su época, observó los errores de la iglesia y su lado ridículo de los procedimientos de la inquisición. En aquel tiempo en España había un abandono general en la agricultura, en las artes, y en el comercio. Esta nación se dedicaba a pagar deudas con las riquezas de América y la juventud se dedicaba únicamente al ejercicio de las armas o a buscar fortunas en el nuevo mundo. 

     Pensemos ahora, el Quijote abandonó su hacienda propiedad que podríamos relacionarla simbólicamente con España, -en el descuido y en el abandonó. El hidalgo luchó con ovejas pensando que eran ejércitos  de soldados enemigos, pero la nación española no estaba en guerra para que los soldados fuera una clase privilegiada en ese tiempo, en otras palabras, los soldados consumían  el presupuestos de la nación, por tal razón el caballero andante confundió las ovejas con ejércitos. ¿Qué hacen las ovejas si no es pastar? Los tiempos eran difíciles para España, mucha crisis y mala administración acompañada de malversación de fondos. Con esa situación, ser soldado era el oficio más lucrativo para el pobre, con tal razón Cervantes fue soldado y quería viajar hacia América a buscar fortuna. Cervantes siempre se sintió orgulloso de ser soldado, si no me creen, pues relean el discurso a las armas que dicta Don Quijote. Si el país estaba yendo a la decadencia económica, no es mejor poner a un loco confundir los castillos con ventas y con ese estilo expresa un mundo doble, grosero, cruel de un lado y del otro lado, noble de justicia. ¿Qué es una sátira sino es confundir a un ventero por duque, a una moza por duquesa, una venta por castillo y ver allí la pobreza como riqueza, en un lugar donde ni siquiera hay nobles ni princesas? Pues estas son las denuncias que percibió Avellaneda, puede que sean unas de las tantas razones entre ellas los celos literarios, que le provocara a publicar la Segunda Parte de Don Quijote de la Mancha.

Olvidemos la sátira, ese no es el elemento principal de ¿por qué la novela es una obra inmortal?, al Quijote hay que leerlo y tomarlo como es, libro alegre y doloroso, a la vez humorista y burlesco, amargo y brillante donde se recogen las costumbres y usos sociales. Es un libro moralista que presenta en torno a la vida una realidad excepcional y desorbitada, el cual es conocido a través de dos aventureros. En estos escritos el autor deja la sonrisa junto a las  lágrimas. Ahora pensemos en un Quijote que se de cuenta que las ventas son ventas y no castillos, que los molinos son molinos y no gigantes, entonces ¿estaría Cervantes parodiando la acción, el heroísmo, el sentido de justicia que fracasa frente a la mezquindad social? ¿Estaría parodiando los fraudes y bajezas de los pícaros cotidianos, esos mismos que son confundidos constantemente por la locura del hidalgo con los nobles? Para poder parodiar y satirizar la sociedad en que vivía, era necesario escribir una obra que hiciera reír a todos con el sufrimiento de un loco, pero quien se reía de ellos era el mismo Cervantes. Por lo tanto estos elementos que acabo de describir son los mismos elementos que carecen en la novela de Alonso Fernández de Avelleneda y la hacen inferior a la de Cervantes.

     Para terminar quiero decirle que Cervantes no trató nunca de burlarse de los ideales españoles, como lo expresa Avellaneda en su prologo de su libro, pues siempre se sintió orgulloso de ser español y haber sido un soldado en todas las batallas que libró, especialmente la del Lepanto. Su sátira va contra el pequeño mundo burgués y en contra de los escritores que están al servicio de los gobiernos  – para decirlo con términos de nuestro tiempo –  es decir, en contra de los enemigos de la Corte Real que ya mencionamos y de los aldeanos, lugar donde el propio autor había vegetado y sufrido.
    

    


2 comentarios:

  1. En verdad, muy interesante el análisis y las reflexiones que se expresan.
    Una verdadera lástima los errores ortográficos que aparecen en el texto que - lamentablemente - terminan por opacarlo.

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  2. Obra cumbre de la literatura universal.

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LA PASION DE LOS LIBROS

Quien no haya pasado nunca tardes enteras delante de un libro, con las orejas ardiéndole y el pelo caído por la cara, leyendo y leyendo, olvidado del mundo y sin darse cuenta de que tenía hambre o se estaba quedando helado...

Quien nunca haya leído en secreto a la luz de una linterna, bajo la manta, porque Papá o Mamá o alguna otra persona solícita le ha apagado la luz con el argumento bien intencionado de que tiene que dormir, porque mañana hay que levantarse tempranito...

Quien nunca haya llorado abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una historia maravillosa acababa y había que decir adiós a personajes con los que había corrido tantas aventuras, a los que quería y admiraba, por los que había temido y rezado, y sin cuya compañía la vida le parecería vacía y sin sentido...

Quien no conozca todo eso por propia experiencia, no podrá compreder probablemente... las pasiones humanas.

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