A LA TRES ES LA VENCIDA
Por Ubaldo Rosario Taveras.
La primera vez me encontraba en el vehiculo de concho de la Ruta C de esta ciudad de Santiago de los Caballeros. Escuché en la radio que al Lic. Ubaldo Rosario le había robado el vehículo del parqueo de la Unión Médica. Comprendí que en esta ciudad hay dos Ubaldo Rosario. Uno es visitador a médico y el otro, soy yo, quien es abogado y escritor. El celular empezó a sonar pues los amigos querían los detalles del robo. Le informaba que existía otra persona con mi nombre.
La seguna vez fue hace dos meses, se mudó un licenciado al lado de mi oficina, en el módulo número tres. Su nombre, Osvado Antonio, aunque hay una gran diferencia, en cuanto a la fonética las personas no se la encuentran. A pesar de que me llamo Ubaldo Antonio, siempre me dicen Osvaldo, Waldo, Usbaldo etc. La sorpresa de lo que estoy relatando es que siempre voy a mi oficina a eso de la 8:30 de la mañana o a las 9:00. Hoy 22 de julio del año 2013, llegué a las diez y media. Esa tardanza hizo que los vencinos pensaran que me habían asesinado de un disparo en la cabeza. Sorprendido me entero que a quien habían matado era a mi vecino: Osvaldo Antonio, su apellido Garcia Vargas. Como tenemos el mismo nombre para los vecinos, estamos en el mismo edificio, ambos abogados, morenos los dos y de complexión flaca. Solo que él tiene dos meses que se mudó y yo tengo ocho años en el mismo lugar, todos pensaron que el muerto era yo.
La tercera vez aun no ha ocurrido. Qué pasará? No lo sé, pero parece que las personas honestas y serias son estorbos en esta sociedad. O quizas somos las presas y ellos, (los delicuentes) los depredadores. Que vamos a hacer? Esperar que el sistema de justicia nos proteja? Empezar a realizar otra vez ejecuciones extrajudiciales en contra de los delincuentes la cual terminaron los protagonistas de esas ejecuciones en sicarios que mataban personas inocentes solo por paga? Mantener el pais militarizado como si fuera una dictadura en un momento donde la población no sabe a quién le teme más, a un policia o a un delincuente? Bueno.... la tercera es la vencida. Qué debo hacer? Comprarme una pistola que es lo que quiere en verdad los gobiernos para que pague impuestos y al mismo tiempo sea yo el responsable de mi seguridad. Entonces como sabré quien en la calle es un delicuente o una persona inocente. Qué pensará esa persona sobre mi? Que también yo, soy un posible delicuente? Y armados los dos estaremos en un estado de inseguridad. Cual es la solución. Detener el contrabando de armas por las aduanas? o militarizar cada mes un barrio y con una orden judicial o un decreto presidencial, lo que sea, revisar con detectores de metales casa por casa y desarmar a todos aquellos que no puedan justificar su porte y tendencia. O quitarle a las armas blancas que sobrepasen los ochos centimetros de largos, al menos que justifiquen que es parte de su oficio u profesion?
Qué haremos para evitar la tercera vez. Quiero saber. Porque portar un arma de fuego para garantizar tu seguridad, es un peligro, porque te disparan primero y no para atracarte sino para quitarte el arma. Entonces quiero saber qué hacer. Porque mi amigo, colega y tocayo Osvaldo Antonio era hombre honesto y trabajador. Quien tenia dos empleos, el de abogado y el de oficial de policias. Ahora díganme, si los delincuentes estan matando a los policias para quitarles las armas, a esos hombres que trabajan de noche mientras yo duermo, a esos hombres que trabajan los días feriados mientras me divierto. Díganme, si lo matan a ellos que nos dan seguridad, qué vamos hacer? Esperar nuestro turno como dice el poema de Bertolt Brecht:
Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a buscar a los judíos, no protesté, porque yo no era judío.
Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar.
Que debemos hacer, esperar?
Atte.: Ubaldo Antonio Rosario Taveras
Abogado y escritor.
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