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Nos enseñaron que Don Quijote de la Mancha es
una novela que satiriza los libros de caballerías, si así es, estamos sometidos
a un encantamiento de los malos críticos y aún más, Cervantes se ha burlado de
nosotros.
En el siglo
XVI y XVII, épocas en que fueron coetáneos de Cervantes personajes de la vida
literaria como: Quevedo, Lope de
Vega, Ruiz de Alarcon, entre otros. ¿Estaban en apogeos los libros de
caballerías? No estaban en apogeos, a excepción, de los libros o novelas
picarescas y las pastoriles. En unos siglos atrás, es decir, XIII, XIV y XV, se
escribieron libros de caballerías. Entre las mejores: El Amadis de Gaula, Orlando el furioso, El cid campeador entre otras.
Podemos decir que no se merecían tantas importancias, ni el esfuerzo hecho por
Cervantes para ridiculizarla. De todo modo la literatura caballeresca hubiera
desaparecido. Los escritores contemporáneos ya no la escribían.
Cervantes nos engañó, menos a Daniel
Defoe que en el año 1692, afirmó en el prefacio de Robison Crusoe que el
Quijote era una sátira contra la nobleza española. No fue el único con tal acierto. En el 1614 Alonso
Fernández de Avellaneda sin rodeo acusó al ilustre escritor de calumnioso y que
su objetivo no era destruir los libros de caballerías, sino una crítica a las
llagas que corrompían el cuerpo social e indicaba desde entonces la ruina del Reyno
Español.
No se
equivocan los profesores al enseñarnos que el autor de Don Quijote de la Mancha es
Cervantes. Muchos de ellos olvidan decir que hubo otro escritor de la segunda
parte de Don Quijote de la Mancha. Había dos
Quijotes o dos libros del Quijote con dos autores diferentes.
En el 1614, Alonso
Fernández de Avellaneda publicó la Segunda Parte. No culpo al que ignore este dato
porque cuando Cervantes publicó en el 1615 su segunda parte de la obra que lo
inmortalizaría, Avellaneda quedó olvidado y desde 1615 a la actualidad la obra del aragonés ha
quedado en el anonimato y la han sub-titulado, “El falso Quijote de
Avellaneda.” O “El Quijote apócrifo de Avellaneda”
Nos surge la inquietud, ¿qué hizo o qué
pensó Cervantes al leer el Quijote apócrifo? En el momento que Miguel de
Cervantes se enteró tenía 59 capítulos redactados de la segunda
parte, aunque era una ofensa para él, este acontecimiento hizo que
acelerara y terminara en octubre del año 1615.
Enrique Suárez Figaredo, crítico Cervantino, llega
a la conclusión de que el autor que se esconde bajo el heterónimo Avellaneda es
probablemente Cristóbal Suárez de Figueroa, autor a su vez, entre otras obras,
de El pasajero (Madrid, 1617). Lo deduce después de realizar una exhaustiva
comparación de la sintaxis y el vocabulario empleado en el Quijote apócrifo con
la obra del resto de escritores del Siglo de Oro. Los cómputos hechos con
medios informáticos descartan a los autores analizados (tales como Gerónimo (Gine)
Pasamonte, Vicente Espinel o Tirso de Molina) y en cambio dieron numerosas
concordancias sintácticas con El Pasajero de Suárez de Figueroa.
De esta forma le responde el autor de "Las
novelas ejemplares" a las ofensas de un enemigo que él no conoce, pero más brillante es la
manera que él le contesta en la segunda parte de la obra en el capítulo
setenta, cuando en una broma que la señorita Altisodora finge morir y luego
resucita gracias a los amores de Sancho. Este y su amo maravillado preguntaron ¿qué
había en el infierno? La dama dijo que no había entrado pero desde la
puerta observó unos diablos jugando pelotas con los libros.
El manco del Lepanto como le
llamaban, murió cinco meses después, el 23 de abril del 1616,
ese mismo día y año fallecía en Inglaterra el dramaturgo William Shakepeare.
Sino aparece el Quijote de Avellaneda, es casi posible que la segunda parte de
la obra de Cervantes hubiese quedado inconclusa.
No
se conocen las razones que llevó a éste autor a escribir al falso Quijote.
Parece que éste era enemigo de Miguel de Cervantes, incluso pensó que Avellaneda era no más que un seudónimo de unos de
sus adversarios. Entre los enemigos se encontraban: Fray Luis de Aliaga
confesor de Felipe III (Rey de España), el doctor Blanco de Paz delator de los
intentos de fuga cuando Cervantes estaba preso por los Moros, el poeta aragonés
Bartolomé Leonardo, Lope de Vega, Giné de Pasamonte, Ruiz de Alarcon y Mateo
Lujón de Sayavedra. Todos les servían al rey y se beneficiaban de la Corte.
Antes de su publicación Cervantes buscaba por Valladolid y
por Madrid quien escribiera poesías en elogio de su libro para imprimirlas en
sus primeras páginas". Ningún amigo o conocido se atrevió celebrar a la
que sería la obra maestra de Cervantes. Lo que sucedía era que el 'Quijote' no
era un libro de versos, ni un poema heroico, ni una novela pastoril ni
picaresca, géneros entonces en boga, sino una especie de remedo burlesco de los
libros de caballerías que tantos detestaban y que tenía como tema las locuras
de un demente".
Lope de Vega a un médico a través de una
carta-fechada el 14 de junio de 1604- (un
año antes que saliera de la imprenta la novela sobre el famoso hidalgo) se
refiere en estos términos: "'De poetas, no digo: buen siglo es éste.
Muchos están en cierne para el año que viene, pero ninguno hay tan malo como
Cervantes ni tan necio que alabe a don Quijote.'
Si el nombre de Avellenda es un seudónimo
entonces ¿quién escribió la
Tercera Salida de Don Quijote de la Mancha ? Es difícil descubrir
el autor detrás de la personalidad de
Avellaneda. Los críticos Cervantinos de ésta época y del siglo XX han planteado
hipótesis que va desde el dominico Juan Blanco de la Paz nacido probablemente en
1538, hasta un jovencísimo indiano como Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza amigo de
Mateo Alemán. Incluso se incluye hasta al mismísimo Inca Garcilaso de la Vega que por esas fechas
vivía en Montilla. Se ha señalado a Gregorio
González, cuya única obra suya conocida es El Guitón Honofre fechada en 1604.
Se sostiene que Liñán de Riaza dejó esbozado el
Quijote apócrifo y quien lo terminó y llevó a la imprenta fue su amigo Lope de
Vega.
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El reconocido cervantista Martín de Riquer
opina lo contrario, que el autor del
Quijote apócrifo pudo ser un soldado compañero de Cervantes en las campañas de
Italia llamado Gerónimo Pasamonte que había escrito su autobiografía anteriormente.
Cervantes mencionó a este personaje cambiándole el nombre de pila y no
dejándolo en buen lugar. Es el Ginés Pasamonte que el caballero de la Triste Figura libera
de los grilletes en unión de otros presos que eran llevados a galeras. Pero a
continuación de este episodio Pasamonte vuelve y le roba el burro a Sancho,
quedando como un vil ladrón.
Por último tenemos la hipótesis de Javier
Blasco que nos presenta al docto fray Baltasar Navarrete (1560-1640), autor de
varios tratados de teología, como el posible redactor del Quijote apócrifo.
Para apoyar su teoría se basa Blasco en el perfil académico de Navarrete que
podría coincidir en algún caso con ciertos pasajes narrados por el supuesto
Avellaneda a manera de firma encubierta.
Sin embargo, la lectura detallada del prólogo
de la obra de Avellaneda nos permite deducir que de todas las teorías
enunciadas la que más probabilidades tiene de ser cierta es la de Adolfo
Bonilla y San Martín que identifica al Fénix de los Ingenios, Lope de Vega y
Carpio, como el escritor que se oculta bajo el enigmático nombre de Alonso
Fernández de Avellaneda.
Recuerden la carta de Lope de Vega antes de
la publicación del Quijote, el cual tiene el mismo tono de difamación que en el
prologo. El Quijote apócrifo fue publicado en el 1614 con el título de “Segundo tomo del ingenioso
hidalgo don Quixote de la Mancha , que contiene su
tercera salida y es la quinta parte de sus aventuras. “En el prólogo y
en la obra hay frecuentes alusiones despectivas contra Cervantes. El Aragonés
le llama viejo. Dice que es tan viejo como el castillo de San Servando, - para la
época este castillo era considerado un lugar de corrupción y Avellaneda en su Quijote apócrifo le llama el
castillo de San Cervantes -. Acuérdense, Cervantes estuvo preso por malversación
de fondo, pero salió inocente.
Prosigue el escritor
Aragonés, “ ..a causa de los
años todo le enfada, que está sin amigos, que como soldado tan viejo en
años...tiene más lengua
que manos, pero quejarse de mi trabajo por la ganancia que le quito en su
segunda parte”
Cervantes le contesta en
su prólogo de la segunda parte de su Quijote: “Lo que no he podido
dejar de sentir es que me note de viejo y de manco, como si hubiera sido en mi
mano haber detenido el tiempo, que no pasase por mi, o si mi manquedad hubiera
nacido en alguna taberna, sino en las más ocasiones que vieron los siglos
pasados, ( refiriéndose a la batalla del
Lepanto ) ...y hase de
advertir que ho se escribe con las canas, sino con el entendimiento, el cual
suele mejorarse con los años.”
“Todo doy a Don
Quijote - le escribía en el prólogo de la segunda parte al Conde de Lemos - dilatado y finalmente, muerto y
sepultado, porque ninguno se atreva a levantarle nuevos testimonios, pues
bastan los pasados y basta que un hombre honrado
haya dado noticia de estas discretas locuras.
De esta forma le responde el autor de "Las
novelas ejemplares" a las ofensas de un enemigo que él no conoce, pero más brillante es la
manera que él le contesta en la segunda parte de la obra en el capítulo
setenta, cuando en una broma que la señorita Altisodora finge morir y luego
resucita gracias a los amores de Sancho. Este y su amo maravillado preguntaron ¿qué
había en el infierno? La dama dijo que no había entrado pero desde la
puerta observó unos diablos jugando pelotas con los libros.
- “ A uno de ellos, nuevo, flamante y bien
encuadrado, le dieron un papirotazo, que le sacaron las tripas y le esparcieron
las hojas. Dijo un diablo a otro, ‘ mirad qué libro es este.’ Y el diablo le
respondió:’ Esta es la segunda parte de la historia de Don Quijote de la Mancha no
compuesta por Cide Hamete, su primer autor, sino por un aragonés, que el dice
ser natural de Tordesillas’ Quítamele de ahí – respondió el otro
diablo – y metedle en los abismos del infierno, no lo vean más mis ojos, ‘ tan malo es? respondió el otro. ‘
tan malo – replicó el primero – que si de propósito yo mismo me pusiera a
hacerle peor no aceptara.”
La técnica más sencilla y brillante usada por Cervantes para
atacar al Quijote apócrifo, es dándole vida en su obra a un personaje de la
novela de Avellaneda llamado Alvaro Tarfe quien de regreso a su aldea el
verdadero Don Quijote se encuentra con este personaje y le pregunta por el otro
Quijote y Sancho que él conoció. Responde, “...aquel
Sancho que aunque tenía fama de gracioso, nunca le oyó decir gracia. La conversación continúa y luego
que el caballero andante hablara contesta Alvaro Tarfe, “Causa admiración
ver dos Don Quijote y dos Sancho a un mismo tiempo, tan conformes en los
nombres como diferentes en las acciones.”
Los dos
Quijotes obedecen a la misma concepción general; ataque y parodia de un loco.
Uno creado por las lecturas de los libros de caballerías y el otro del
Romancero. Pero el personaje de Avellaneda parece simplemente un loco. En cambio
Cervantes convierte a su loco en un símbolo con ideales y elevados propósitos,
con un innegable valor y que busca hacer el bien sin desmayo, sin alterarse por
fracasos y burlas, buscando disculpas para seguir su generoso caminar contra
los prejuicios y la injusticia donde suponía hallarlo.
En el verdadero Don Quijote, Cervantes utiliza a un
personaje llamado Cide Hamete de Menengeli, es quien narra la historia o el
escritor verdadero de dicha obra. Avellaneda imita el estilo y el narrador es
Alisolan.
En las primeras páginas escribe
Avelleneda en la tercera salida del caballero andante, que el Quijote es
encadenado con el fin de curarlo y durante seis meses el hidalgo piensa que ha transcurrido setecientos
años producto de un encantamiento y le ruega a su sobrina libros para leer. El
cura llamado Pedro Pérez y Maese Nicolás, le entregan libros religiosos y
evangelios, logrando que el caballero andante vuelva a su juicio normal, yendo
a misa con su rosario. Luego la sobrina llamada Magdalena es atacada por una
fiebre llamada “efímera” a las veinticuatro horas
muere.
Sin embargo Cervantes hace que
le sonría la suerte a la sobrina, no muere, hereda todos los bienes y haciendas
de su tío. Antonia Quijana para Cervantes y Magdalena para Avellaneda.
La
sobrina en el Quijote apócrifo es sustituida al morir por una vieja, buena
cristiana y buena en los quehaceres de la casa. Aquí olvidó el autor aragonés o
quizás lo hizo a propósito, que existía una ama -como dice Cervantes- que pasaba de lo
cuarenta. Así en muchos detalles difieren las obras y el buen lector a vuelo de
paloma se da cuenta que el Quijote apócrifo no es fiel a la primera parte. Esos
detalles diferencian la obra, no solo en cuanto a los personajes y descripciones,
sino también, en la buena prosa y en otros detalles.
Martin
Quijana (Don Quijote) para Avelleneda, es descrito de cuarenta y cinco
años y Cervantes lo había creado de cincuenta años y con el nombre de Alonso
Quijana o Quexada. La esposa de Sancho es la llamada Mari- Gutierre cuando es
Teresa Panza. En el verdadero Don Quijote los refranes populares abundan.
Los refranes en el Quijote apócrifos no son tantos pero tampoco tienen
gracias ni moralejas y algunos están en latín.
En el Quijote del 1614,
Sancho se torna indeseable, malcriado e insulta a Dulcinea.
- Oh hi de puta.
- Estábase en caballeriza la muy
puerca.
- ...la grandísima puta que la parió.
Esas son las
palabras obscenas y ofensivas que éste personaje utiliza contra otros. Sí
Sancho es gracioso, imagínense lo ilustre que es Don Quijote. El
también recibe la groserías de su escudero y decide olvidar a Dulcinea y buscar
a otra dama, sólo porque Dulcinea le envió una carta la cual ella lo amenazaba
con darles unos garrotazos con sus hermanos si continuaba llamándola reina o
Dulcinea del Toboso. Así pierde el amor y llega al desencanto concibiéndola de
cruel, inhumana, desagradecida, incrédula e ingrata. Se hace llamar el caballero desamorado.
No sé porque este autor
eligió esa forma para destruir a Dulcinea de la vida del caballero andante, si
en la primera parte se comprende muy claro que Adolsa Lorenso (Dulcinea), es
una labradora analfabeta. Así con otros ingenios elige Avellaneda otras razones
para que su héroe regrese a las andanzas.
a) Sancho invita al Quijote volverse Santos andantes para ganar el paraíso
terrenal, luego le promete a su amo traerle un libro de caballería a escondida
.b) El hidalgo quiere volver a las andanzas
porque que es un talento dado por Dios. c) Piensa, que el que tiene una vida
ociosa no puede cumplir con la orden de la caballería y que por tal razón hay
que darle un servicio a Dios. d) Saldrá a detener a los gigantes que
agravian a los caballeros y doncellas.
Cervantes a través
del Caballero de la triste figura ilusiona a Sancho con el tesoro de Portosís y
con una ínsula para gobernarla, más el otro Sancho espera que el caballero
desamorado -como lo bautizó Avellaneda- de tanto matar gigantes llegue hacer
rey o emperador, para él ser papa o monarca de una iglesia. Hay algo muy
notable en esta obra y es que sus personajes son desdichados y sus
personalidades no se sienten. En la obra de Cervantes Saavedra, en el final del libro,
sabemos que Don Quijote muere cuerdo. En la obra de Fernández de Avellaneda,
éste después de ser encerrado en una casa de loco, regresa a las andanzas
tomando como escudero a una mujer embarazada que se hace pasar por hombre, en
el camino de las aventuras a la mujer le dan dolores de parto y da
a luz y el caballero desamorado la socorre. Prosigue su marcha solo y se hace
llamar el Caballero del Trabajo, quien muere de vejez es su caballo Rocinante, así
deja Avellaneda en pie al hidalgo para que otro o él mismo escribir la
siguiente salida.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyMc3rVGHRfH09T39Rl2QURqnlVb_uY5IhakcygF-bUHUzdsPuoOxhAZotE8Xban-IQh83Kb4tcSpM9glzmFZBc01ON1Ji8akxIG1rMm9mYHDq0lk92bkiP3h97HmT3YjPYQnjDmNXGBM/s320/350_don-quijote-y-sancho-panza.jpg)
Regresemos ahora aquel criterio
de si la obra cervantina tiene como objetivo ridiculizar la literatura
caballeresca. Es un pretexto y Daniel Defoe nos dio la premisa. ¿A qué y a quién
satiriza Miguel de Cervantes?
Sin
dejar el autor del verdadero Don Quijote ser un buen católico, como buen
español de su época, observó los errores de la iglesia y su lado ridículo de
los procedimientos de la inquisición. En aquel tiempo en España había un
abandono general en la agricultura, en las artes, y en el comercio. Esta nación
se dedicaba a pagar deudas con las riquezas de América y la juventud se
dedicaba únicamente al ejercicio de las armas o a buscar fortunas en el nuevo mundo.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJFJH2KzaB5hqbYdoVFmfBkS-l5BX79kPst7RO90O2bfNADVamgt5XbWTEzDvx-_3wfwuMGQVAg76E_AShQrBEabiKHUKyI7VMzMf5aYz03BQ3ygRwoQY7hmvvfnOMUs-aMTsYX1oPW78/s1600/ddon+quijote.jpg)
Olvidemos la sátira, ese no es
el elemento principal de ¿por qué la novela es una obra inmortal?, al
Quijote hay que leerlo y tomarlo como es, libro alegre y doloroso, a la vez
humorista y burlesco, amargo y brillante donde se recogen las costumbres y usos
sociales. Es un libro moralista que presenta en torno a la vida una realidad
excepcional y desorbitada, el cual es conocido a través de dos aventureros. En
estos escritos el autor deja la sonrisa junto a las lágrimas. Ahora
pensemos en un Quijote que se de cuenta que las ventas son ventas y no
castillos, que los molinos son molinos y no gigantes, entonces ¿estaría
Cervantes parodiando la acción, el heroísmo, el sentido de justicia que fracasa
frente a la mezquindad social? ¿Estaría parodiando los fraudes
y bajezas de los pícaros cotidianos, esos mismos que son confundidos
constantemente por la locura del hidalgo con los nobles? Para poder
parodiar y satirizar la sociedad en que vivía, era necesario escribir una obra
que hiciera reír a todos con el sufrimiento de un loco, pero quien se reía de
ellos era el mismo Cervantes. Por lo tanto estos elementos que acabo de
describir son los mismos elementos que carecen en la novela de Alonso Fernández
de Avelleneda y la hacen inferior a la de Cervantes.
Para terminar quiero decirle que Cervantes
no trató nunca de burlarse de los ideales españoles, como lo expresa Avellaneda
en su prologo de su libro, pues siempre se sintió orgulloso de ser español y
haber sido un soldado en todas las batallas que libró, especialmente la del
Lepanto. Su sátira va contra el pequeño mundo burgués y en contra de los
escritores que están al servicio de los gobiernos – para decirlo con términos
de nuestro tiempo – es decir, en contra de los enemigos de la Corte Real que ya mencionamos y de los aldeanos,
lugar donde el propio autor había vegetado y sufrido.
En verdad, muy interesante el análisis y las reflexiones que se expresan.
ResponderEliminarUna verdadera lástima los errores ortográficos que aparecen en el texto que - lamentablemente - terminan por opacarlo.
Obra cumbre de la literatura universal.
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